La explosión hace unos 14.000 millones de años de una partícula mucho menos que minúscula, de densidad y temperatura casi infinita, está reconocida por la práctica totalidad del mundo científico de hoy como el inicio de nuestro universo.

Hace un par de meses asistí a una interesantísima charla-coloquio sobre este tema, dado por el jesuita gallego Padre Carreira, astrofísico de primera línea formado en Estados Unidos, cuya tesis doctoral fue tutelada por un premio Nobel, y que trabajó para la Nasa, también colaboró en el observatorio astronómico del Vaticano, etc, etc.

Pues bien, en su conferencia el P. Carreira de una manera muy amena, y en un lenguaje sencillo que entendimos los no expertos, nos expuso como se desarrolló el universo en fases sucesivas obedeciendo siempre unas leyes físicas universales inmutables, y nos dejó boquiabiertos al comprobar que lo que leemos en el primer capítulo del Génesis acerca de la creación del mundo, dejando a un lado el lenguaje "poético" del libro sagrado, y dándole al día bíblico el valor de unos miles de millones de años, lo que dice coincide prácticamente en su totalidad con el desarrollo que siguió la formación del universo tras el big bang, en total acuerdo con los últimos acontecimientos científicos de hoy...

Yo tenía la duda de si podría llegar a crear vida la evolución de la materia simplemente siguiendo el cumplimiento de las leyes naturales. P. Carreira opina que así aconteció pero dándose unas condiciones muy especiales y que según el cálculo de probabilidades será muy difícil que se repitan en otro planeta, aunque citó estudios avanzados de hoy intentando crear vida en laboratorio. En cambio no ve posible el paso de la vida animal a la vida inteligente sólo por la evolución de acuerdo con esas leyes, y afirma que para darse ese proceso tuvo que intervenir una inteligencia superior exterior al universo. Y curiosamente también ese paso está reflejado en el Génesis, porque en la narración de toda la creación hasta llegar al hombre, siempre habla de Dios en tercera persona: haya luz..., haya firmamento..., sepárense las aguas..., brote la tierra "hágase el hombre", sino define con rotundidad: "hagamos al hombre..."

Hace un par de días recibí un largo correo electrónico, en el que un tal A. Vilenkin cosmólogo, acepta el big bang, adosado a una extraña teoría de la "inflación eterna", que viene a decir que el big bang pudo producirse espontáneamente en la nada y de la nada, siendo las constantes universales inmutables fruto de la casualidad. Y por si fuera poco, supone la existencia de infinitos big bang con sus correspondientes universos en nueva y continuada creación.

Acepto la opinión del P. Carreira de que en el big bang intervino un ser superior infinitivamente poderoso y eterno, creador de un maravilloso universo pero bastante tacaño conmigo porque me creó con una inteligencia tan limitada que alcanza a comprender poquísimo de su existencia y manera de actuar, y para superar tales dificultades tengo que aferrarme a la "fe de carbonero", afortunada herencia de mis padres, que me da paz, alegría de vivir, y sobre todo enorme confianza en el futuro.

Parece que hay quien para sobrevivir se agarra a eso de la "inflación eterna". Si con eso resuelven sus problemas, aún con un futuro sin esperanza, ¡bendito sea Dios!, pero dentro de mi ignorancia, para aceptar yo ese supuesto, necesitaría infinitas dosis de ingenuidad, las que tampoco Dios me concedió.