Observo la portada de su diario del día 3 de octubre. Resalta, sobre las demás, la noticia del atunero secuestrado. Aunque llama la atención, me pongo por unos momentos en la mente de miles de lectores, así como millones de televidentes y radio-oyentes. ¡Vaya, otra vez! ¡Fíjate, ya están esos pu… piratas!

Pero, como ocurre con tantas otras noticias, entran y salen de nuestra cabeza a la velocidad de la luz, o a la del medio por donde se obtienen. Quizás la prensa pueda acaparar algo más de nuestra atención, pero otros titulares o noticias la desplazan. Y lo que es peor, hoy, seguro, hay más comentarios sobre la victoria del Celta, o de lo que pasará en el partido del Madrid…

Sin embargo, hay treinta y seis tripulantes, que suponen otras tantas familias directas y muchas más cercanas y amigos, a los que ya solamente les preocupa la hora a hora de esta noticia. Lo que puedan decir el Gobierno, el armador y los propios tripulantes. El desenlace rápido y la vuelta a casa.

Con calma, y una vez puestos a salvo, la ministra de Defensa debe replantearse ciertas prioridades de su ministerio. Carma Chacón es, o era quizás, una de las mas valoradas del actual ejecutivo. Puede ser defendible o criticable la presencia de nuestros soldados en Afganistán, si es misión de guerra o de paz, etc. Lo que opino que no es cuestionable es que proteger territorio español es función de las Fuerzas Armadas. Y que los barcos españoles (o vascos, o gallegos) son territorio español. Nadie puede poner en duda la legalidad de la defensa de los mismos. Si hay que llevar soldados profesionales y armas, habrá que hacerlo. No se trata de pelear contra unos pobres hambrientos, sino contra mafiosos que buscan el dinero fácil. No lo van a repartir entre los débiles. Y no hay ningún gobierno de la zona que les vaya a hacer frente. Siempre lo podrán vender como una lucha ante la poderosa Europa. Esa misma Europa que observa con indiferencia. Si Francia o Italia han decidido defender a sus flotas, ya estamos tardando en hacer lo mismo.

Que familiares y amigos, armadores y administraciones se levanten y exijan protección. Estoy seguro de que serán apoyados por gran parte de la ciudadanía, independientemente de la ideología.

Desde aquí, un gran beso de solidaridad y cariño, tanto para Silvia como para el resto de las familias afectadas.