La política que sigue el Ayuntamiento de Vigo con respecto al "botellón" se podría definir, como mínimo, de pueril y falta de lógica o sentido común.

Porque se prohíbe el "botellón" en unas zonas, con el resultado inmediato que lo que se consigue es desplazarlo a otra zona, con las mismas consecuencia para todos los de esta nueva zona, que tenía mejor la zona de donde fue prohibido, que la nueva a donde se traslada y tiene que soportarlo.

Lo que se intenta es repartir el mal por las aldeas.

Si es malo para un barrio de Vigo, consecuentemente lo será para cualquier otro adonde se traslade.