Existe en la calle Romil una estructura inmueble de propiedad municipal. Hace más de media década que los vecinos del barrio, los colegios del entorno y otras asociaciones de carácter social, venimos solicitando su acondicionamiento para uso social. Incluso se llegó a redactar un proyecto de ejecución de la obra durante el mandato de Corina Porro. Pero siempre la excusa de falta de fondos municipales penaba su realización, y así lo asumimos los vecinos.

Pero en octubre del año pasado, la lotería toca al Concello: 52 millones de euros, 40 para proyectos del área gobernada por el PSOE y 12 para proyectos del área del BNG. ¿Destino de los fondos del PSOE?: 94% para “humanizar” calles. Cabían otros mil proyectos diferentes, todos dinamizadores de empleo, algunos como éste con años de espera y la documentación preparada para cumplir con lo que exigía el RDL 9/2008. Añadamos sector de la construcción, consenso social, deuda histórica para con el barrio (45.000 vecinos con un centro social que rivaliza con cualquiera en el concurso de centro cívico peor dotado de Vigo, (¡cuánta sana envidia a nuestros conciudadanos de las parroquias periurbanas!), y obtenemos la prioridad objetiva de nuestra demanda.

Ya previamente irritados por la velada intención de dedicar la estructura a uso privativo de entidades públicas (Eixo Atlántico, Mancomunidade, …), y frustrados por la decisión de gasto del PSOE, las cuatro asociaciones de ANPAS públicas y la asociación de vecinos pedimos a los tres grupos políticos presentes en el plenario municipal que nos explicasen la prioridad que el acondicionamiento de esta estructura ocupa en su programa. PP y BNG nos dieron cumplida respuesta, y nos confirmaron su compromiso con el uso social vecinal del futuro inmueble.

Pero, ¿y la respuesta de nuestro sátrapa municipal?: pues ni nos ha contestado. Nuestro escrito, registrado en fecha 12 de febrero con el número 90019281, y repetido por internet (“liña directa coa alcaldía”), ha sido “contestado” con el mayor de los desprecios, un ofensivo silencio. Y aquí entra el título de esta carta: Señor Alcalde Caballero, busque usted los votos del paseante indeciso con calles humanizadas, no podemos asegurar que no gane alguno. Pero sí podemos asegurarle que sus decisiones, y sobre todo su silencio, le harán perder otros muchos que a su partido le ha costado muchos sudores y esfuerzo ganar.