En la crónica sobre la charla que dio Luis Montes en el Club Faro de Vigo,el 12 de diciembre,veo que el anestesista imputado por las “sedaciones terminales”del Severo Ochoa, sigue presentándose como víctima de una persecución. No me sorprende,pues ésa y otras teorías conspirativas han tergiversado los hechos desde que salieron a la luz.Las auténticas víctimas de este caso han sido los médicos del hospital que se opusieron a aquellas prácticas, que fueron descalificados y acosados por los partidarios de Montes; y los pacientes sometidos a sedaciones no indicadas, contraindicadas, en dosis excesivas y en combinaciones de fármacos peligrosas, sin estar clara su condición terminal y sin su conformidad ni la de sus familias. Todo ello se ha documentado en dos investigaciones, una de las cuales se hizo a instancias del juez de Instrucción. El informe de once peritos médicos confirmó la existencia de malas prácticas, pero no ofreció la certeza necesaria sobre la causa de las muertes que hubiera sustentado la relevancia penal de las sedaciones. Ésa es la razón por la que no prosperó por la vía penal. Lamentablemente, el caso se convirtió en ariete del PSOE contra el PP y ello impidió el total esclarecimiento de los hechos y la depuración de responsabilidades. Presentar este suceso como una batalla entre partidarios de la muerte sin dolor y defensores de la muerte con sufrimiento es una absoluta falacia, pues nadie desea que los enfermos mueran sufriendo y la sedación terminal es una práctica aceptada y habitual. Infórmense los que defienden a Montes antes de darle credibilidad. Claro que si algunos quieren absolver las malas prácticas médicas (o de otro tipo) sólo porque sus autores se proclaman de izquierdas, apaga y vámonos.