Con frecuencia me pregunto si Internet nos está volviendo estúpidos, ya que el nuevo tipo de lectura es una rápida ojeada a titulares llamativos y resúmenes cortos, todo mezclado en una maraña que más parece una mutación, algo así como si al mirar a la pantalla, supusiera apagar la mente, o sea, que la lectura profunda y sosegada ya no tiene cabida, y así, ya no se piensa de la misma forma, porque ya resulta difícil enfrentarse a un texto normal; aunque esto no sea lo pero, ya que tal vez la deshumanizada humanidad prevenga del individuo aislado y sujeto a Internet, o sea, de conocer y ver el mundo a través de una pantalla. Internet enseña un mundo de ciudades en miniatura que se nos presentan como un bien económico con la apariencia de algo ajustado a la racionalidad comercial, donde lo importante es salir y dejarse ver, porque el que consume Internet está dispuesto a ponerse a sí mismo en el escaparate virtual para que alguien lo descubra y la compre, y así al antiguo “Todo vale”le ha sucedido el “todos valemos”, que en las páginas de Internet parece el cambaleche de aquella canción de nuestra infancia:“Todo es igual-nada es peor- lo mismo un burro- que un gran profesor”. Claro que Internet no es algo bueno ni algo malo, son los valores los que provocan que la tecnología sea una ayuda o un obstáculo para la vida humana, ya que según se orienten las cosas y los criterios que se defiendan, serán los objetivos que se alcancen.