Lo acaecido recientemente con el Rosamar, debería hacernos pensar mucho más en los riesgos que se asumen en esta profesión, para que no tengamos que lamentar más pérdidas humanas. Los accidentes se repiten a veces calcados unos de otros y parece que no aprendemos nada de ellos. Sólo la verdad nos hará libres y cuando se pierden vidas humanas no hay lugar para disculpas ni componendas. Las causas y responsabilidades de estos accidentes tienen circunstancias y nombres puntuales, que cualquier profesional de este sector puede señalar sin mucho temor a equivocarse. Otra cosa es que se digan, y que los encargados políticos -llámese Comision de expertos y véase la componenda y reparto de sus integrantes, para dudar de su eficacia- sepan de que va la cosa. Trabajar en la mar conlleva riesgos asumibles, y cuando las condiciones meteorológicas empeoran solamente se podrá trabajar extremando las precauciones y asegurando que el buque esté preparado para hacerlo. Por desgracia, la rutina y las manipulaciones en los buques,los colocan en situaciones de mínima estabilidad, que con la suma del menor fallo humano sea causa de desgracia. La pesca es un sector donde se trabaja con muchas presiones y en malas condiciones, conocidas la mayor de las veces, y donde los errores se pagan con sus propias vidas. Busquemos la verdad aunque duela y evitemos mas desgracias.