Una pregunta,señor: ¿En base a qué artículo de la Constitución debe usted pronunciarse que se retire del colegio el crucifijo? Otra pregunta: ¿En el derecho positivo se contempla este orden de cosas? Y la última, señor juez, ¿Está tan libre de trabajo como para dedicarse a estas bobadas? Con su venia: Si el crucifijo es un referente insignificante y molesto ¿me puede decir qué se celebra en Navidad y por qué se suma a ella sin una razón causal? Que de un partido político tenga que oír todos los días una retahila de “sandeces”,está acorde con su definición, pero que un jurista como usted piense que hay un motivo razonable para ordenar la retirada de crucifijos de un colegio no sólo me parece sino que es una estupidez. Un pronunciamiento de esta clase se evidencia a si mismo, insulta a todo un cuerpo jurídico que vela por la justicia -no entiendo por qué no ha intervenido el Tribunal Supremo a lo que parece una insignificancia y que no lo es- y rebaja el nivel histórico de nuestro país a una pista circense. Mire, señor, usted puede hacer lo que le venga en gana mientras un presidente del país se regodee con su agnosticismo y cuatro progresistas parlamentarios hagan coro con él, pero con mi creencia le prohíbo terminantemente que se meta conmigo, y pues para mí el crucifijo resuelve el misterio de una vida transcendente me resisto a silenciar mi protesta más firme por su decisión. Señor, con esa sentencia nauseabunda, deliberada e inconsistente, lo que ha hecho es facultar que no se respete las banderas que importuna a ciertas ideologías, objetos múltiples de múltiples religiones, símbolos y objetos que denuncien una forma de pensar que no resulte universal, la rosa del PSOE, el ave del PP. Los campanarios de las iglesias, las catedrales, en fin cuanto se proponga la gente presentarle una demanda de inconformidad y a la que tiene obligación de responder al estar al servicio de “no”“al servicio del partido” que aboga por una secularización feroz atentando al concepto de “aconfesionalidad” cuyo término permite las mil variables de religión en un país. Debería haber una vigilancia por un organismo contra sentencias tan peregrinas como las que venimos leyendo y que acaban por perder al prestigio de la Jurisprudencia. ¿Qué les pasa, señor juez, señor Garzón, señor X. por qué no lo dejan y cobran el paro? No hagan de la justicia un instrumento de vergüenza en el obrar por “cojones” que no por “razones”. Ahora resulta que el dogma sólo existe en las ideologías políticas. Es a esto lo que se llama democracia? Con su permiso, señor juez, ¿qué piensa hacer con los cruceros, atalayas, campanarios, cementerios? ¿Qué pinta el Valle de los Caídos que todavía no se ha convertido en una gran superficie? Ironías aparte, señor juez,no juegue con mi Dios,divinamente expresado en un crucifijo de imposible comprensión mental y de axiomática significación de amor a la humanidad de todos los tiempos. No haga de un crucifijo otro más en esta esperpéntica manera de entender la libertad al sometimiento de unas siglas. Con el Dios en quien creo no juegue.Por primera vez voy a firmar esta carta con mis dos apellidos.‘Feliz realidad a usted y feliz navidad a su familia”.