Se acerca la Navidad y llega la hora de ir pensando que vamos a pedirle a usted, que deseoso de cumplir los sueños de todos, trabaja afanosamente todo el año con la mejor de nuestras sonrisas. Aquí en Chapela, pueblo de gente sencilla, sabemos que el egoísmo es mal vecino, por eso acostumbramos a conformarnos con poco, no vaya a ser que la complacencia de nuestros deseos suponga un esfuerzo tal que prive a otros de lo que les corresponde. Pero este año, querido Rey Xaime,las cosas por aquí no van demasiado bien, ya que al parecer, pronto dejaremos de ser el pueblo que somos para convertirnos en una mera zona de paso repleta de hormigón, una parroquia condenada a una muerte agónica a mano de unos cuantos, que ávidos de justificar gastos y no solucionar nada, vendrán a llevarse lo poco que habíamos conseguido apañar en las últimas veinte carta anteriores. Hablamos del colegio que nos ha visto crecer a tantas generaciones, del instituto que tanta melodía pasacallesca nos costó conseguir, del centro de salud, que, aunque pequeño para tantos que somos, es mucho mejor que el dispensario berete que teníamos antes, del pabellón de deportes,que aunque carente de otras alternativas al balonmano, es más que suficiente para darnos con un canto en los dientes, gracias al estupendo equipo que nos representa, claro. Tampoco conviene olvidarse de los parque infantiles, que, aunque modestos en vigilancia y limpieza, sirven a más de un paje real para besarse la retaguardia sin parar en los “mítines informativos”. Y como no, de nuestra iglesia, erigid como conjunción perfecta entre el único patrimonio cultural que se conserva y el lugar de recogimiento de un pueblo que,creyente o no, todavía conserva la fe en la práctica de una lógica coherente. Y si todo esto es mucho pedir, querido Rey, no se preocupe usted, que los de Chapela somos humildes y no necesitamos otros regalos que alguna vez nos prometió,como la piscina municipal o aquel famoso spa,¿acaso no ve su Majestad que la playa que tenemos,repleta de gravilla, piedras e insalubridad nos llega y nos sobra?. Tampoco conviene ahora lavativas de real conciencia dotando de más servicios a una zona que, paradójicamente será demolida en los próximos meses, como la oficina de servicios sociales en los bajos del pabellón de deportes.Y digo yo que como estamos en crisis, y no para despilfarros, podría usted invertir el material en la construcción de una guardería para los más pequeños,los cuales se ven obligado a desplazarse todos los días a centros de localidades adyacentes, que dicho sea de paso, tampoco cuenta con servicio de transporte. Menos mal que aquí tampoco existe uno de esos centros de día para los mayores, donde puedan viciarse malgastando todo ese tiempo que disfrutan, los que todavía pueden, cuidando de los nietecitos en las paradas del autobús. Tampoco precisamos de balneario, pues aquí, en este barrio de corrientes, nos conformamos con que las de fecal naturaleza no discurren por medio de nuestras cocinas. Y ya sin más me despido, no sin antes recordarle que tanta preocupación por los del extrarradio no le conviene a estas alturas y que no hace falta que nos deje como aquéllas con los que otros reyes quisieron perpetuar en la rémora plebeya la huella de sureal paso, dando muestras del delirio tirano y megalómano que padecían.Porque aquí, mi querido Rey, no deseamos otra ciudad de la cultura ni otro Valle de los Caídos,que simplones como somos,nos contentaríamos con una biblioteca decente y con poder conservar el camposanto,que al fin y al cabo, a los de Chapela, además del carbón de siempre y del cemento de ahora, es lo que nos queda.