En el suplemento - por lo general muy interesante - de "Baixo Miño/Louriña" del sábado 25 de octubre se incluía un artículo que no puedo calificar de otro modo más que de lamentable. El autor del mismo aprovecha una anécdota - proporcionada por el alcalde de Vigo -a propósito del nombre de la Diócesis- para arremeter, con total injusticia, contra el obispo diocesano. Un obispo que, en cada documento que firma, escribe, además de su nombre, su título:" Obispo de Tui-Vigo". Pero, yendo al fondo de las cosas, da la sensación de que al articulista le importa un comino el obispo,la diócesis,e incluso la ciudad

de Tui.Él va a lo suyo.Y lo suyo parece ser atacar, ciertamente con armas muy oxidadas, al Cristianismo. Los "silencios", pretendidamente "cómplices", son calificados

de "vaticanistas". Identifica la formación católica con la mentira y la ocultación de verdades. Mezcla la piedad por los difuntos con no sé sabe bien qué tipo de reivindicaciones

- bueno,él lo sabe,pero a "río revuelto, ganancia de pescadores" -.Y, creyéndose original, lanza la sospecha de que el "silencio" se paga con dinero. No hace un buen servicio este columnista a Tui. A quienes apreciamos esa bella ciudad,por haber vivido en ella y por sentirla como nuestra, no nos agrada que, en su nombre, se pretenda denigrar sin motivo a su obispo y, de paso, se ofenda gratuitamente a los católicos.