Gracias, Carlos, por interesarte en el Celta de nuestra juventud... aún recuerdo a Simón y a Marzá, y a Olmedo a Pahino, al larguirucho de Villar y al veloz regordete de Pineda, y Atienza y a Adauto, a Vigo... y a todos los que vinieron después de mi primer llanto sobre el deporte cuando, a mis muy breves años, el Sevilla nos ganó la final de la Copa... hasta que llegaron los Revivo, Karpin, Mostovoi, Catanha... aunque estos fueran menos gallegos... y aunque llegamos a perder otras dos finales... esta vez enmarcadas en el simple coraje, sin llanto.

Lástima que llegaste un poco cargado del síndrome de "salvador de la Patria", ya me entiendes lo que quiero decir, como si te fueras a comer al mundo con tu modelo de club que se quedó crucificado, sin embargo, en la propia malahora de una administración, anterior a ti, sin "xeito" y sin vergüenza, y que tú no supiste enderezar porque te llenaste de "fieles" académicos del no saber qué hacer, si es que algo pudiera haber sido hecho.

Gracias, Carlos, porque no corriste al embate de mucha gente que se corta las venas de su propia ignorancia al no tener un tiempo bueno y arremeter cobardemente contra el que presenta la cara. Con enorme rabia quiero sacar de mi mente el llamarles con el desvirtuado epíteto que en algunos círculos en América confunden con nuestro orgulloso y glorioso gentilicio.

Lástima que estamos tarde, aunque no fatalmente, y que va a ser muy duro ser realistas, pedir ayuda, arriesgar más y plantar cara por algo que alguien requirió que fuera una S.A.D., un negocio, pero que, a su vez, es un icono indudable de la Ciudad y punto de unión para muchos de dentro y, sobre todo, para casi todos de los que estamos fuera.

Gracias, Carlos, por, al fin, decir la verdad y echarte al ruedo con una gallardía que muchos no entenderán porque la achacarán exclusivamente al interés propio de recobrar lo arriesgado, que se vale, pero que va mucho más allá, espero. Espero pues espero, diría el condestable de un bodrio extemporáneo, que el Ayuntamiento entienda lo que está en juego, que Caixanova actúe por su propio bien financiero y la lógica de negocios y no se apure en cobrar reales por pesetas (o tostones por pesos como dirían en México) y sepa que la reingeniería administrativa puede lograr un futuro asertivo en el que nadie tiene que perder.

Todos los días, desde La Paz, leo el FARO y alardeo siempre que puedo de mi ciudad capaz de tener sus símbolos deportivos, su belleza, su liderazgo, su riqueza significativa y las agallas para solicitar ser la sede de una Universiada y pelear por ello. Esa es la Ciudad con la que me identifico y es la Ciudad que debe participar en lograr el vuelo del Fénix convertido en un Celta renovado por muchas más razones que las emotivas con la que inicié esta carta, que, para mí es el as de Palos... palos contra los desesperados, espero.