El pasado lunes 2 de junio tuvo lugar un concierto de música en el Cine Salesianos de Vigo. Venía un cantante de música religiosa y actuaría a las nueve de la noche. Los exámenes nos atacaban por todos los lados. ¿Será lógico ir? ¿Qué excusa podemos dar en casa para que entiendan? ¿Cómo animarnos a nosotros mismos? ¿Qué razones tenemos para ir? Como se puede intuir, el hecho de ir al concierto iba contra toda lógica.

Una vez llegados a Vigo, después de aparcar el vehículo que nos llevaba, entramos en el salón de cine, y a las nueve y diez de la noche comienza el espectáculo.

Ni conocíamos al cantante, ni el contenido del concierto, ni siquiera a qué hora nos tocaría regresar.

El tiempo que duró la actuación nos supo a poco, fue todo muy rápido, o al menos así nos pareció.

Nos imaginamos que cada uno y cada una de los que hemos estado (unas 500 personas, mayoría jóvenes) tendrá sus propias impresiones, y quizás las palabras no resulten suficientes para explicar la diversidad de emociones y vivencias que Martín Valverde, cantante católico costarricense, nos hizo vivir.

Se ve que el artista domina las tablas del escenario, que su música va envuelta en una letra muy emotiva, y su propia experiencia vital se refleja en todo lo que canta y dice.

Martín, aunque no leas esta carta, pues tu hijo especial te esperaba para el cumpleaños, queremos decirte algo de aquello que verdaderamente has provocado en nosotros: nos has hecho reír (tienes una fina ironía para decir las cosas), nos has hecho pensar (tus reflexiones iban de fuera para dentro), nos has hecho llorar (los sentimiento afloran ante tanta verdad), nos has hecho rezar (sin ruido de palabras a veces, y otras haciéndolo hacia fuera sin ninguna vergüenza), nos has hecho bailar, nos has hecho perder la vergüenza de hacer el ridículo, nos has hecho felices durante dos horas que nos parecieron bien cortas, y nos has hecho felices, al contarnos tus experiencias cristianas y humanas, que vas reflejando en tus canciones y sin ningún tipo de vergüenza ni de complejo.

De verdad que ha sido una noche muy gratificante. Ahora sólo falta que aprobemos todas. Gracias Martín por habernos visitado, yéndote aprisa para celebrar el aniversario de tu "hijo especial"; gracias a quien te ha traído, corriendo el riesgo de lo económico que siempre es complejo; gracias a tantas personas conocidas y muchas desconocidas que han ofrecido su oración, su dinero, su apoyo, para que todo esto saliera adelante.

Esperamos verte pronto por aquí, y que muchos amigos y amigas puedan disfrutar contigo en la próxima.

Tampoco sería mala idea que surgieran otros y otras cantantes a tu estilo, aquí dentro de nosotros, pues con la música y desde la música se pueden decir y vivir muchas cosas grandes.