Como madre de una niña de 13 años con parálisis cerebral desde los dos meses y medio por motivos que no vienen al caso, me veo en la obligación de escribir esta carta para denunciar el tema que me ocupa.

Desde hace ocho años, pertenecemos a la Asociación Amencer-Aspace y mi hija se encuentra en el Centro de Educación Especial que dicha asociación tiene en Pontevedra; está desde los 5 años, después de mucho peregrinar en Vigo y no encontrar un centro adecuado que se adaptara a todas sus necesidades. No fue nada fácil, pues siempre te dan con la puerta en las narices. ¿Por qué no tenemos derecho a elegir un centro público para nuestros hijos ya que la educación es obligatoria desde los 3 años? Pues porque no lo hay.

Conocimos la Asociación por mamás y papás de otros niños que estaban en el centro y así decidimos que era el adecuado para ella, pues cubría sus necesidades; tenía todo lo que ella necesitaba y así terminó para las dos el calvario de madrugones, hospital mañana y tarde para ir a rehabilitación, estimulación, piscina, logopedia..., siempre pendientes de las ambulancias que nos llevaban y recogían. Por eso su vida se estabilizó y la mía, como madre, también.

¿El único inconveniente? Tener que desplazarse a Pontevedra y aunque ella va encantada, pues no tengo más que palabras de agradecimiento para todo el personal del centro que con tanto trabajo, cariño, dedicación y afecto tratan a los niños, pero debería tener un colegio en Vigo igual que su hermano.

Lo que quiero denunciar es que después de un compromiso firme que la Asociación Amencer-Aspace había adquirido con la anterior corporación municipal sobre la parcela n.º 16 del Plan Parcial del Parque Tecnológico y Logístico (4.500 metros total de la parcela), para la construcción de un centro en Vigo de Educación Especial para que nuestros niños no tuvieran que desplazarse a Pontevedra, con el nuevo cambio de corporación este compromiso se ha roto porque parece ser que es más importante hacer una Galescola que nuestro Centro de Educación Especial.

Es una vergüenza. Sólo les pido que no se encuentren en una situación similar a la nuestra como padres, luchando siempre por el bien de nuestros hijos y tratando de mejorar su calidad de vida. ¡Estamos hartos!, por eso tenemos todo el derecho a rebelarnos ante injusticias como ésta, encontrar puertas cerradas en todos lados, eliminación de barreras arquitectónicas y demás discriminaciones que nos encontramos en esta sociedad que tanto presume de ser solidaria. ¿Con quién?, con nuestros hijos no. ¡Por favor, recapaciten!