En una reciente visita que hice a Samos, junto con la grandiosidad del monasterio, he podido disfrutar de la belleza del paisaje con su río y bosques de múltiples verdes primaverales.

Paseando precisamente por esos lugares me ha sorprendido gratamente ver una gran cantidad de paneles o carteles: Tienen una excelente información sobre fauna, flora, historia, etc., pero exclusivamente en gallego.

Reflexionando doy por seguro que los paneles no cumplen la función para lo que han sido pensados; los comparo con una publicidad que no llega para quienes fue creada y por algo tan simple: el no haberlos hecho bilingües.

Sea quien sea el autor, que sin duda merece todos los elogios tanto por la parte gráfica como por los textos, no obstante estimo que ese Ayuntamiento es el que ha fallado al no lograr que lleguen a la mayoría de los visitantes. Y ha fallado al no tener en cuenta las estadísticas de dónde proceden quienes llegan por el Camino de Santiago desde Pedrafita do Cebreiro hasta Samos, a quienes deben estar dirigidos.

En esas horas que yo estuve vi grupos de aragoneses, navarros, catalanes, vascos, castellanos, andaluces, que, junto con italianos y otros europeos, la lectura en gallego no les permite informarse, cosa que algunos comentaban y hasta algunos de los castellanohablantes lo creía una descortesía.

Pido que se pongan, las dos lenguas oficiales en los textos, para que quienes llegan a Galicia por esa ruta puedan entender, conocer y disfrutar mejor de las singularidades de la tierra que nos recibe y acoge.

Claro que esto no se da en la hostelería, albergues y alojamientos, ese biligüismo está en natural y total "funcionamiento" junto con la cordialidad y la gastronomía que les ofrecen sus habitantes. Es pues un problema ajeno a los ciudadanos; lo es sin duda de quienes los representan. Somos los gallegos los que recibimos y nos beneficiamos y quienes debemos hacernos comprender. Recibámosles con amable profesionalidad para conseguir que vuelvan, pero háganlo igualmente las instituciones locales, responsables turísticos y la propia Xunta usando las dos lenguas.

Creo que el querer y potenciar lo nuestro no tiene que impedir abrirnos a los demás, tanto por sentido práctico evidente como por divulgar nuestro hábitat y cultura.

Que mi petición sea valorada e incluso aceptada, no depende de mí; lo que sí, me he creído en la obligación de expresar algo que no está bien hecho y que debe ser corregido.