Me he decidido a escribir esta carta porque estoy un poco perpleja. Quiero primero aclarar que me baso en la información difundida en la prensa y que no pretendo ofender a nadie, aunque no lo crean, por lo que voy a exponer.

El tema es que como ciudadana no puedo llegar a entender que los dos causantes directos de la muerte de dos personas inocentes en la calle Jenaro de la Fuente, estén ya disfrutando, sí, digo bien, disfrutando de su libertad.

Cuando ocurrió este trágico suceso salían noticias continuas en los medios, luego hubo un silencio y no hace mucho empezó a aparecer otra vez el run run, de que podrían salir de la cárcel, primero que sí luego que no, yo creo que se preparaba el terreno para que no fuese una sorpresa publicada de un día para otro. El caso es que como al parecer, según las pruebas, no estaban participando en una carrera ilegal, los muertos ya no son tan importantes o eso parece.

¿Qué más da si era o no una carrera?, el final es el mismo, hay una familia que se ha roto por la temeridad de dos individuos a los cuales por su forma de circular han demostrado que la vida de las demás personas les importa un bledo y supongo que el hecho de que los causantes de esa terrible situación estén como si nada, les habrá vuelto a abrir la herida a esos familiares. Yo no conocía a los fallecidos, ni a su familia ni a sus personas conocidas y cercanas, pero pienso que podía haber sido yo o alguien cercano a mí el que fuera en dirección contraria a estos dos, y se me ponen los pelos de punta. De poco sirve que haya campañas y controles contra la velocidad indebida si al final el mensaje que queda es que no importa que vayas conduciendo de forma temeraria y te lleves a alguien por delante, no pasa nada, te ponen una fianza, la pagas y a la calle, a seguir conduciendo como si nada, porque estoy segura que aunque les hayan retirado el carnet éstos vuelven a coger el coche, no nos engañemos. Es algo que pasa con más frecuencia de la que debería. Para muestra un botón; uno de ellos ya tenía antecedentes en imprudencias de tráfico y seguía haciendo lo que le daba la gana.

Ya sé que las leyes son las leyes y lo que se hace es aplicarlas; pues digo yo que habrá que cambiar algo porque esto no puede ser. Casi todos los días los que circulamos por las calles de Vigo y otras ciudades vemos temeridades, y por lo menos yo pienso que a nadie le importa, mientras no me toque a mí, que más da. Pero hagamos una reflexión; Si todos tuviésemos un poquito más de conciencia y respeto por los demás no veríamos tantas animaladas en la carretera, algunas con consecuencias irreparables de por vida.

Para finalizar me gustaría, a pesar de todo, que al menos a uno de los dos causantes del accidente o idílicamente a los dos esto les haya servido de lección, (dura forma de aprender) y no vuelvan a jugar con la vida de los demás.