Entiendo que la ciudad de Vigo institucionalmente tardó mucho tiempo en reconocer lo que esta empresa le dio a esta ciudad. Digo institucionalmente porque los ciudadanos ya lo reconocieron con su apoyo a los trabajadores en su lucha en el año 1976. Una empresa de más de 100 años de historia, donde por ella pasaron muchos trabajadores, y hoy en día trabajando nietos y algún biznieto de esos trabajadores que formaron esa gran empresa nacida del arraigo empresarial de los Barreras, que hoy en día estarían orgullosos de esos trabajadores que con su lucha constante y formación continua, la sacaron adelante de la mala gestión y del descalabro de las famosas plataformas, de reconversiones continuas, ventas del privado al público y al revés. Con el esfuerzo de todos los que formábamos esa plantilla, desde el peón hasta el máximo dirigente, nos llegaron a considerar la Joya de la Corona en el Sector, y hemos demostrado que en lo público también podíamos ser rentables, y pudiendo servir esto de ejemplo para los demás; y de nuevo al privado.

En el año 1968 tenía una plantilla fija de 2.300. En ella se podía decir que se fabricaba el buque completo: motor, hélice, las maquinillas etc., etc., ya que tenía una sección de Fundición, y una sección de Motores. A día de hoy tiene una plantilla de unos 160 trabajadores, además de los miles de las compañías auxiliares internas y externas, y una plantilla rejuvenecida considerablemente, estando en estos momentos como la plantilla más joven del sector naval en España. Barreras demostró una vez más que sus trabajadores son unos verdaderos profesionales, y hoy siguen estando a la cabeza del sector. Por eso considero que esa Medalla de Oro nos pertenece a todos los que hemos pasado y siguen pasando por ese querido astillero, porque fuimos y serán los artífices de toda esa gran obra, y digo querido, porque para la inmensa mayoría fue nuestra segunda casa. Lógicamente no podría de dejar de mencionar en este momento a José Francisco González Viñas, que entró en Barreras con 24 ó 25 años de edad y hoy es su presidente, que recogió en nombre del Astillero el Galardón merecido. Se podrá estar o no estar de acuerdo con su forma de actuar, pero los resultados lo avalan indiscutiblemente, y hoy Barreras, desde 1998 (año que volvió al privado) hasta la fecha, nunca en su historia fabricó tantos barcos, y redujo tanto el plazo de entrega.

Nuestro deseo es que esa que fue nuestra segunda casa durante tantos años, lo siga siendo para los que están y para los futuros que vengan. Me quedó un poco de pena que no hubiera una representación en el acto de entrega de la medalla de esos trabajadores que hicieron posible la continuidad del astillero.