El arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar, ha proclamado la oposición de la Iglesia católica a la eutanasia, al defender que la muerte de Jesucristo en la cruz fue "absolutamente digna" a pesar de que "no tuvo cuidados paliativos".

Estas declaraciones no tendrían importancia en un país que fuese realmente aconfesional, como recoge la Constitución española del 1978, pero claro que la tienen, porque hay poderes fácticos y muchos profesionales de la salud, que aprovechando eso que llaman "objeción de conciencia", y obedeciendo a sus líderes, resulta que no permiten morir de forma "absolutamente digna", pero con "cuidados paliativos", a aquellos, que inclusive, son infieles.

Estos líderes de la Iglesia

Católica, que siguen siendo tan falsos como Judas y tan mentirosos como Pedro, nos dicen todos los días, no sólo como tenemos que vivir, sino como tenemos que nacer y lo que es peor, como tenemos que morir. Sería tan difícil que nos dejaran morir tranquilamente, aunque fuera de una forma "absolutamente indigna", eso, si es posible, utilizando los mismos cuidados paliativos que sabemos se aplicaron a Juan Pablo II.

Ya está bien de menospreciar a las personas y de tanta hipocresía.