Considerará, muy satisfecha, la concejala del BNG Paz Abraira, frustrada candidata al Congreso, que, habiendo abortado con su burda censura la caravana de mujeres a un pueblo de montaña para encontrar pareja, ha defendido la dignidad femenina. Debería saber esta concejala, supuestamente defensora de derechos y libertades, que la dignidad pertenece al ámbito privado, es personal e intransferible, y cada cual tiene y usa la que su propia autoestima le dicta o la que las circunstancias le permiten. Nadie, persona pública o privada, está legitimado para proyectar e imponer su patrón de dignidad a los demás independientemente de cúal sea su sexo.

Sólo bajo el síndrome de Eva (o de costilla de Adán), que padecen todas las feministas radicales, se puede enjuiciar el hecho, de que una treintena de mujeres solteras hayan decidido libremente acudir en autobús al encuentro, organizado por el programa "Acompáñenos" del conocido "Superpiñeiro" de TVG, con motivo de la festividad de San Valentín, con los hombres casaderos de San Román de Cervantes con la intención de formar una familia, con términos tan groseros como: "las mujeres no somos ganado", y, "las mujeres no somos mercancía" ¿Hiere la sensibilidad de la señora Paz Abraira que la mujer ejerza su derecho a decidir, tome la iniciativa y exprese sus deseos y sentimientos? ¿Cree y desea que el modelo de mujer que ella defiende debe, pues, para no rebajar su tradicional condición femenina, esperar a que sea cortejada y elegida y no a cortejar y elegir? ¿A no renunciar al poder pasivo de quien tiene la última palabra? ¿Son éstas la igualdad y emancipación que usted reclama para la mujer? Quizá su celo de vigilante público de lo tocante a mujeres la trastocase en vigilante de lo púdico y, transportada por el ardor confundiese la caravana de Cervantes con los carromatos de prostitutas de las películas del oeste americano para alivio de los desasistidos mineros.

Es lamentable que por este irrelevante asunto, el acomodo político imperante en esta sensible materia, haya obligado al director general de la Compañía de Radio Televisión de Galicia a justificarse en el Parlamento Gallego por impedir la dicha caravana.

Celebro, pues, que mujer tan nociva para las de su mismo sexo, no haya alcanzado más representatividad y poder políticos.