El 9 de mayo se lanzan globos, cohetes, serpentinas y confeti porque es el Día de Europa. Todos juntos celebramos la unidad y la paz. Unos arriba y muchos arrastrándose. Pero unidos por la concordia y la cohesión social. La democracia funciona a toda marcha.
Así se asumen los retos necesarios. Una estrategia europea con claras perspectivas de futuro, que dibuja un paisaje de color de rosa. La tierra de las oportunidades y de los derechos como se puede comprobar con los habitantes que pueblan la UE y con los refugiados que huyen del infierno en busca de lugares sin llamas.
Funcionan los mecanismos de solidaridad, la efectiva respuesta o la integración ante los dramas humanos. Por todo ello se celebra el Día de Europa, bandera del bienestar, de las libertades. De nuestra identidad y casa común, donde los ultranacionalismos y la xenofobia no ganan adeptos.
Jóvenes y mayores brindan en esta espléndida jornada porque están encantados. La desafección no se extiende por todos los rincones, ni existen infinidad de crisis, a diferencia de los que se empeñan en asegurar lo contrario con sus teorías sobre la desigualdad y la pobreza.
O sea, que el 9 de mayo, Día de Europa, se lanzan globos, cohetes, serpentinas… Todos juntos lo celebramos y seguiremos celebrándolo sucesivamente. Sobran motivos para levantar la copa de campeones. Unos arriba y muchos arrastrándose, según las normas de juego en el campo. La fiesta continúa.
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